No cabe duda que el Internet nos ha inundado con información: en un abrir y cerrar de ojos pasamos de tener un número limitado de fuentes y tipos de documentos, a tener un sinnúmero de fuentes para un número astronómico de tipos de documentos. En efecto, toda la información que queramos está a nuestra disposición en cuestión de segundos. Sin embargo, como todo cambio, estas innovaciones trajeron nuevos resabios, mañas o vicios. Uno de ellos es el famoso "copy-paste”.
Aunque en un principio esta práctica se limitaba a tareas escolares en niveles académicos menores, hoy en día ha llegado a niveles superiores, inclusive a postgrado e investigación, trayendo graves problemas legales no sólo a personas, sino a instituciones enteras.
Esta práctica de copiar y pegar información encontrada en un lugar determinado y hacerla pasar por propia, ha llegado a ser el principal dolor de cabeza de los docentes. El problema es tan universal que ya existe todo un mercado de detectores automáticos de plagio disponibles por doquier. A pesar de que se han hecho enormes avances con ellos, lo más que pueden hacer es determinar un nivel de similitud, dejando al docente que determine si hubo copia o no.
Otra manera de atacar el problema es mediante la introducción, desarrollo y práctica de competencias informativas, las cuales nos ayudan a tener buenas prácticas en todo lo relacionado con la información: buscarla, recaudarla, analizarla, comprenderla y comunicarla.
De esta manera el usuario puede entregar cualquier escrito, ya sea una tarea escolar o una tesis de doctorado, sin tener la preocupación de incurrir en el plagio. Las competencias informativas nos liberan del "copy-paste”.
Recuperado de: http://formacionenlinea.academica.mx/mod/page/view.php?id=6007 el jueves, 09 de octubre de 2014, 13:48